Somos resolvedores

 La educación es poderosa, pero las notas y los títulos nos llevan a una absurda competencia al medir quién tiene el currículum más grande.


Eso me recuerda a Williamina Fleming, quien alcanzó la inmortalidad de una forma muy peculiar:

Williamina tenía apenas 20 años cuando la vida se le enredó por completo.

Se había mudado de Escocia a los Estados Unidos con su marido, con el que acababa de casarse.

Él la dejó tan pronto como llegaron allí.

Ah, y además, ella estaba embarazada.

Regresar a Escocia no era una opción, así que empezó a trabajar como criada para Edward Pickering, un astrofísico y director del Observatorio del Colegio de Harvard.

Mientras tanto, la esposa de Pickering notó que Williamina era mucho más inteligente que la mayoría de las criadas. Se lo comentó a Pickering, quien poco después le ofreció llevar la administración del observatorio.

Un día, Pickering se enfadó con su ayudante científico. Le gritó:

- ¡Incluso mi criada podría hacer esto mejor que tú!

Debe haber sido una situación cómica, pues Williamina estaba justo allí, junto a ellos. Casi puedo imaginarla viéndoles con cara de "Eh, estoy aquí".

Pero cuando Pickering afirmó que Williamina podía hacer el trabajo, hablaba en serio. Despidió a su ayudante y comenzó a entrenarla en la clasificación de las estrellas a través de su espectro de luz.

Fue una carga masiva de trabajo... así que también le asignó la tarea de reunir un grupo de mujeres llamado "Computadoras de Harvard" para trabajar en el proyecto como un equipo.

Por si no ha quedado lo suficientemente claro, Williamina nunca tuvo una educación formal en astronomía.

Y ahí estaba ella, liderando un grupo que incluía a graduadas universitarias.

Se ganó su propio lugar en el Salón de la Fama de la Astrofísica. Entre otras cosas, fue la que descubrió la Nebulosa Cabeza de Caballo, desarrolló el sistema de clasificación estelar que sigue vigente y fue la primera persona en descubrir una enana blanca. 

Incluso hay un enorme cráter en la luna (SÍ, LA LUNA), llamado en honor a ella y a Alexander Fleming .
Toda una hazaña para cualquier ser humano.

"Pero no tengo un título, no puedo hacer eso"

No. Esa frase nunca pasó por sus labios.

Lo que sucedió fue el hecho más simple del progreso humano:

Existía un problema, y alguien se dedicó a resolverlo.

Eso es todo lo que importa.

Cada vez que digo algo como esto, muchos cínicos me dicen que estoy loco.

Pero espero que tú (¡sí, tú!) no seas uno de ellos.

Espero que puedas ver a través del velo de la inseguridad.

Y te des cuenta de que todo lo que hace falta es tu voluntad de RESOLVER  un problema para los demás.

La parte más difícil... averiguar lo que le molesta a la gente. La mayoría no quiere aceptar que tienen debilidades o problemas y que  vinimos a este mundo ser resolvedores dijera el padre Ricardo Bulmez. 

    Abrazo cordial 
    Apóstol del servicio. 

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